Diosas prestadas

Una voz pura

La poesía es nuestra eternidad más allá del tiempo, más allá de la distancia. Sólo eso nos salva de la indiferencia y del olvido. Este es el credo íntimo de Ivonne Gordon, una gran poeta ecuatoriana, cuya voz intrínsecamente lírica, dedicada al canto de Apolo, no olvida el mundo humano, entretejido con sombras, inconstancia y negrura. Voz atenta a la realidad de la vida divina. Una voz pura, siempre. Inmaculada, intocable en su esfera de autenticidad radiante. Hija de Apolo. Aunque la melancolía a veces acecha y aparece en los intersticios de sus versos, Ivonne nunca nos incita a renunciar al nihilismo, en su voz de la esperanza, por excelencia, cree en un más allá, en un mundo sobrenatural y prestado. Sus versos están plasmados de la fragilidad humana y el fulgor de lo divino que nos habita. Una voz que nos asegura que el deseo de ser infinito nunca se desvanece porque eternos son los ojos que contemplan la belleza de las diosas. ( Keats)’. —Stefania di Leo

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About the Book

  • Publisher: Ediciones Torremozas
    Year: September 8, 2019
    ISBN-10 ‏ : ‎ 1951370147
    ISBN-13 ‏ : ‎ 978-1951370145
    Language: Spanish
    Number of pages: 82 pgs
    Measurements:
    Weight: 1.1 lbs
    Stock Quantity: Print on demand (unlimited)

  • Diosas prestadas: un monumento al deseo y al lenguaje
    —Pilar Melero, Ph.D. Universidad de Wisconsin-Whitewater

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    “[G]oteras de luna…
    Geografías pendientes…
    Ecos...[que] palpan el agua de las orillas
    y dominan el abecedario de la nuez.”
    (Ivonne Gordon, Diosas prestadas, 9-13)

    Navegar en las orillas del mito y de la lengua con elegancia y propósito exige la osadía alada de Ícaro, y más aún cuando ello implica la construcción de un monumento al deseo: al deseo ese que sacude la piel y las formas del decir. He aquí el hechizo de Diosas prestadas, (Ediciones Torremozas, Madrid, 2019) de la poeta ecuatoriana Ivonne Gordon: nos lleva al mito y al lenguaje para entregárnoslos nuevos.

    “El deseo”, poema que abre este nuevo surco poético en la cosecha extensa de Gordon, se impone desde la primera página de Diosas prestadas. Con ecos que nos llevan de la mano por siglos de letras—desde la antigua Grecia hasta Pablo Neruda, desde el cuarto propio woolfino hasta la página lúbrica de Coral Bracho—Gordon teje su propio manto de estelitas bajo el cual esconde, para nuestro deleite, náyades “de suaves caricias en la oreja…[que] se inventan cuevas húmedas … para recrearse a la orilla del delirio/de inquietudes peregrinas” (9). En el poemario, el deseo viene a nosotros desnudo, explícito, es “[u]n encuentro sin principio/ni final. /En medio de los árboles/inflamados por la humedad de la tierra…/Dos cuerpos anclados/dos almas que se reconocen/en la epifanía de la mirada…/ [y beben] la eternidad en los labios despiertos” (36). En una suerte de juego implícito entre Odiseo y el deseo, en “La tentación de Penélope”, el deseo “[a]letea en los latidos del tiempo/húmedo” (38) y Odiseo “siente la tentación de Atenea/estremecer sus carnes” (38). Gordon nos deja tiritando (a lo Neruda) en las orillas del erotismo—donde “la carne es deseo incompleto” (38)— y somos testigos del encuentro entre los dos amantes, de ese ser y hacer entre las sábanas después de 20 años de espera y de estar rodeado de “sirenas y guerreros en Troya” (38). Testigos ávidos, cómplices celestinos, participamos de la pasión con que Penélope recibe a Odiseo en el momento en que “en su boca deja caer los frutos maduros” (39) y, junto al héroe troyano, nos unimos “a [ella]/en el vicio del amor” (39).

    Para leer la reseña completa:
    https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/552332

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    Cuando las diosas hablan: Poesía para un ritual con la palabra en Diosas prestadas, de Ivonne Gordon
    —Luis Fernando Cuartas Acosta

    En tiempos aciagos, donde la esperanza parece estar quebrantada en un montón de escombros y tragedias, la poeta ecuatoriana Ivonne Gordon nos propone un diálogo con las diosas. Es notorio el título, Diosas prestadas, pues es algo así como traerlas en un crédito de audacias de un Olimpo olvidado. La poesía encarna dicho préstamo, la palabra las convoca y luego emprenderán el vuelo. Ernst Jünger hablaba del retorno de los dioses, ese siglo de titanes que parecían escondidos y que de repente arremeten y crean catástrofes y truenos. Pues bien, aquí la poeta habla con las féminas, con diosas sin ropaje, libres doncellas de los bosques, seráficas mujeres que parecen haber perdido el cielo. Mujeres que deambulan como magas por el mundo, escuchando las aguas ceremoniales de las cortezas de la Tierra. Algo más que un Olimpo recuperado, sus diosas comen coca, hacen de oráculos, pueden ser andinas o griegas, ambos territorios visitados por la poeta en sus múltiples viajes. Desde los Andes primigenios, patria natural de la poeta, las diosas mastican coca y alabanzas. Los cuerpos se escuchan a sí mismos, el pie con otro pie, la mano con la otra mano, territorio del sol y sus semillas.

    Para esta reseña
    https://letralia.com/lecturas/2019/11/13/diosas-prestadas-de-ivonne-gordon/

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